Amor

Cuando la más alta expresión del Amor se manifiesta en nuestro mundo material, nos regala la misma experiencia que alcanzar la libertad de consciencia, y es nuestro más alto propósito durante el ciclo de Ascensión espiritual que está ocurriendo en el planeta Tierra. El Amor es la fuerza organizadora, armonizadora y sincronizadora que existe a través de toda creación, y al expresarse el Amor está en perfecto equilibrio y armonía con lo que es, tal como es. El Amor existe en alineación y coherencia con la verdad, el conocimiento superior y las fuerzas benevolentes de luz; está en armonía con las leyes naturales y en armonía con el universo.

Alcanzar y lograr la plena libertad de consciencia a través del camino del Amor, que emite orgánicamente la Verdad en la Luz, ya que este es el mismo camino que nos lleva directamente a construir una relación con nuestra divinidad inherente y construye nuestra relación directa con Dios. En esta comprensión, Dios es Amor. Cuando nos declaramos seres de Dios, como con el decreto DSL: YO SOY Dios, YO SOY Soberano y YO SOY Libre, en última instancia estamos afirmando que somos seres de Amor. Cuando las fuerzas del Amor están plenamente presentes dentro de una persona, su centro cardíaco se abre y florece, impulsándola naturalmente hacia las Etapas de Ascensión, mientras desarrolla su Consciencia a través del proceso de aprendizaje o Gnosis, que va habilitando su evolución hacia el logro final de la libertad espiritual.

Personificar Amor

El verdadero amor compasivo trae Unidad, naturalmente. La verdadera relación de amor es una relación con nuestro propio ser interno como se practica en la Ley de Unidad. Cuando personificamos el Amor, experimentamos a Dios. Para poder brindar amor a los demás sin temor, es necesario estar en un estado de amor y paz con nosotros mismos. El sentimiento de autoestima, dignidad y respeto propios abre la posibilidad de sentir amor desinteresado hacia los demás. Este es el proceso que estamos aprendiendo y viviendo al final del Ciclo de Ascensión para volvernos auténticamente humanos, nuevamente. ^[1]

Ley del Uno, Ley de Unidad, Ley del Amor

La Ley de Unidad es la verdad universal de que todo es Uno. Es la Verdad enseñada por Jesucristo cuando proclamó: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Todos somos expresiones directas de la Fuente Única, o Fuente de Dios. La Ley de Unidad es una realidad energética, así como un pacto de creación con las Razas Fundadoras. La Ley del Uno o Ley de Unidad es practicada por las Razas Avanzadas que promueven la responsabilidad ante uno mismo y ante los demás, en nuestra Matriz de Tiempo Universal a través de la comprensión de la interconexión entre todos los seres vivos. La Ley de Unidad expresa y reconoce la interconexión, el valor y la interdependencia del espíritu y la consciencia que animan a todas las cosas. Este es el camino a la divinidad, soberanía y libertad: DSL.

Amabilidad por sobre todas las cosas

Para la mayoría de nosotros está muy claro que somos parte de algo enorme que está sucediendo en el planeta Tierra. La Ascensión impacta a todos y tiene implicaciones personales que cuenta con diferentes significados que son muy íntimos para cada persona. La conexión con tu Alma, la conexión con la Fuente de Dios, es algo muy personal. Como parte de la raza humana, todos sabemos lo que significa sufrir un dolor horrible y sentirnos completamente solos en la oscuridad. Mientras transitamos este Ciclo de Ascensión, recuerda que se trata de la Amabilidad por sobre todas las cosas. Honra dónde estás, tómate el tiempo que necesites, concédete el espacio para sanar y encuentra amabilidad para ti misma. A medida que tu centro se fortalece y puedes expandir tu esfera de influencia, practica actos de bondad al azar hacia los demás. Un segundo de crítica, sarcasmo, menosprecio o palabras de odio pueden estropear y marcar a un niño y a una persona de por vida. Un segundo de bondad puede elevar a un niño o persona para lograr la grandeza que les permita conectarse con su Alma. El Alma es Amable y Amorosa. Dios es Amable y Amoroso. ^[2]

Compasión

La compasión es una Virtud de los Espíritus Krísticos —una en la cual las capacidades emocionales de la empatía y la simpatía (por el sufrimiento de los demás) se consideran parte del amor mismo—, y una piedra angular de una mayor interconexión social y Humanismo Mundial. La compasión es fundamental para los principios más altos de la filosofía, la sociedad y la personalidad.

A lo largo de las eras de la evolución planetaria se han desarrollado muchas filosofías humanistas diferentes, así como muchas tradiciones religiosas organizadas. La mayoría de ellos han enfatizado los rasgos positivos de la Compasión humana como una virtud para encontrar en la vida diaria. Cuando pensamos en el significado de la palabra "compasión" en nuestra sociedad, generalmente pensamos en una característica humana que tiene un juicio moral o ético sobre nuestra percepción de ella. Este juicio se deriva de nuestro Ego Negativo a partir de nuestro cuerpo mental, que luego busca definir lo que nosotros como seres humanos creemos que es bueno o malo, digno o indigno. Cada vez que usamos los Filtros del Ego para dar forma a nuestro sistema de creencias fijo y su diálogo interno, obtenemos un juicio. Luego nuestro juicio asigna un valor a nuestra percepción de los eventos.

La Compasión dirigida desde la mente crítica se distorsiona extremadamente para adaptarse a la circunstancia sobre la cual creemos que hemos de ser compasivos. A partir de estas distorsiones mentales del ego, muchas de las cuales se ven reforzadas por el dogma religioso, nuestra idea de lo que define la compasión puede confundirse con emociones extremadamente densas como la culpa, la vergüenza o el resentimiento. Podemos hacer caridad para sentirnos mejor, para que el conflicto personal interno desaparezca con la creencia de que estamos siendo compasivos. Para tener empatía y sentir que otros sufren podemos sentirnos obligados a ser una buena persona, porque como una "persona espiritual" debemos ser compasivos. Esto no es verdadera Compasión. El camino más directo al sentimiento de compasión auténtico es a través de la propia conexión, reconociendo dentro nuestro y honrando el espíritu que anima a todos los seres vivientes. ^[3]